¿Nomofobia? Descubre 16 tecnopatías que no sabes que tienes

Nomofobia, FOMO y Phubbing son ejemplos de lo que se conoce como enfermedades tecnológicas o tecnopatías, causadas por un mal uso de la tecnología en nuestra sociedad digital, muchas veces por parte de los adolescentes de la generación Z. Vamos a hacer un repaso.

Las enfermedades tecnológicas o tecnopatías

Tecnopatías es un término utilizado para señalar los efectos nocivos generados por Internet, ordenadores y teléfonos móviles. Se trata de patologías 2.0 surgidas en el seno de las sociedades desarrolladas y que nacen como resultado de la excesiva dependencia de las nuevas tecnologías.

En realidad, la verdad es que no es nada nuevo. Son las dependencias, adicciones y obsesiones de siempre, pero adaptadas al mal uso de Internet, los móviles o las redes sociales

Internet y los móviles son herramientas fantásticas, pero veremos que un uso exagerado puede provocar problemas laborales, escolares o de relación. Cuando pasas más tiempo en el mundo virtual que interactuando con el mundo y las personas reales y tu conducta o salud se ve alterada es momento de hacer una buena reflexión del coste-beneficio de estas tecnologías.

Los móviles son herramientas fantásticas, pero un uso exagerado puede provocar problemas laborales, escolares o de relación #tecnopatías y #nomofobia

El Visitante Digital

Esta adicción al móvil, es decir, a las apps, a las redes sociales y a los distintos juegos, puede provocar una variedad de problemas neurológicos y problemas físicos. Las tecnopatías o enfermedades tecnológicas de que hablamos.

Nomofobia, FOMO, Phubbing: Las tecnopatías neurológicas

Nomofobia, FOMO, Phubbing, Selfifobia, Tecnoestrés, Vibranxiety… Todas estas “enfermedades tecnológicas” son tecnopatías neurológicas, o psicopaTIClogías, tal como se refiere a ellas Manuel Armayones, director de desarrollo del eHealth Center de la UOC en su libro El efecto smartphone, ya que son patologías de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación).

Todas ellas consisten en alteraciones de conducta y ansiedad estrechamente relacionadas con las adicciones al móvil y a Internet.

¿A qué me refiero con adicción al móvil/Internet?

Hablaré de adicciones, pero para ser exactos, no serían adicciones propiamente dichas. Serían dependencias extremas o pseudo adicciones, ya que no están reconocidas como adicciones como tal por la comunidad médica. 

Una “adicción” al móvil o a Internet, entonces, sería hacer en exceso algo que intrínsecamente no es malo cuando está hecho de forma razonable, pero que se convierte en  patológico hecho de forma abusiva u obsesiva. En este punto provoca problemas importantes en distintos ámbitos de nuestra vida:

  • De relación con los demás: Adicción a las relaciones virtuales (redes sociales), cibersexo, apps de citas. 
  • Con afectaciones económicas: Adicción al juego, ludopatía, apuestas, pujar en subastas, invertir en bolsa, compras compulsivas.
  • De sobrecarga de información: Navegación web compulsiva, ver vídeos, jugar juegos o consultar noticias.

Lo que es cierto es que los nombres llamativos de algunas de las patologías relacionadas con estas adicciones se han popularizado por parte de los medios de comunicación y en el lenguaje popular. 

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Las tecnopatías neurológicas más “populares”

La siguiente tabla de enfermedades tecnológicas recoge las adicciones, trastornos, obsesiones, ansiedades, miedos y manías más “populares” relacionadas con la tecnología. Algunas son más serias que otras. Seguro que te sientes identificado con alguna 😉 

Nomofobia
(No Móvil fobia)
Miedo experimentado cuando no se puede acceder o comunicarse a través del móvil, por haberlo olvidado en casa o por no tener batería.
FOMO
(Fear Of Missing Out)
Miedo y angustia a perderse o no ser informado de lo que está pasando y que nos impide desconectar de las redes sociales.
Como contrapartida, ha aparecido la tendencia JOMO (Joy of Missing Out), disfrutar de lo que haces en cada momento sin estar pendiente de lo que hacen los demás
Phubbing 
(Phone+Stubbing)
Ignorar a una persona y al propio entorno por concentrarse en mirar el móvil (por ejemplo durante la cena). En español, “ninguneo”.
Vibranxiety 
Llamada imaginaria o Vibración fantasma 
Creer que el móvil nos envía una alerta (vibración) que en realidad no se ha producido. 
Efecto GoogleAcostumbrarse a no recordar nada de memoria y dejarlo todo en manos de Google.
TecnoestrésEfectos psicosociales negativos del uso de la tecnología. 
CibercondríaBúsqueda excesiva de enfermedades en Internet con una preocupación constante, ansiosa y obsesiva por la propia salud y con interpretación errónea.
FOJI
(Fear of Joining In)
Reticencia a sumarnos a una red social o grupo por el miedo a no saber qué postear o a no obtener la validación buscada y no estar a la altura.
Selfifobia Agobio o miedo a hacerse un selfi en las personas acomplejadas y con timidez patológica.
Ciberfobia Miedo a los ordenadores y a la tecnología.
Paranoia informáticaObsesión por mantener a salvo la seguridad y privacidad en Internet. Desconfianza extrema respecto a aplicaciones o servicios que solicitan datos personales.
Apnea del WhatsappChequear Whatsapp de manera compulsiva en busca de mensajes nuevos.
Síndrome de HikikomoriTípico de Japón, jóvenes encerrados permanentemente en su habitación aislados en el mundo virtual olvidándose de la vida social.
Alergia al wi-fi
(electrosensibilidad)
Como consecuencia de la exposición continuada a los campos electromagnéticos, pérdida de memoria a corto plazo, cansancio, jaquecas o insomnio.
RetterofobiaTerror a escribir mal los mensajes por móvil.
EditiovultafobiaRechazo a saber de los demás por las redes sociales por miedo a comparar su vida con la propia.
 Nomofobia, FOMO, Phubbing y otras tecnopatías o enfermedades tecnológicas
Nomofobia, FOMO, Phubbing y otras tecnopatías o enfermedades tecnológicas

Las consecuencias físicas de las tecnopatías 

Aunque el nombre popular, llamativo, sirva para llenar revistas, blogs y charlas de sobremesa, y que muchas veces las tomamos como manías graciosas sin importancia o banalizamos sus consecuencias, detrás de algunos de estos trastornos o del abuso en general de las tecnologías puede haber consecuencias físicas muy reales, alguna de ellas también con su nombre popular. 

  • Presbicia, tensión ocular, estrés visual u otros problemas visuales derivados de mirar las pantallas.
  • Problemas auditivos debido al abuso de auriculares y al volumen de la música.
  • Dolencias músculo-esqueléticas debidas a las posturas adoptadas o a la manipulación del móvil. Por ejemplo: codo de selfi, Whatsappitis (tendinitis), dedo pulgar en resorte, cervicalgia, síndrome del túnel carpiano, etc.
  • Cibermareo, mareo provocado por utilizar o abusar de las gafas de realidad virtual.
  • Infobesidad derivado de la falta de ejercicio físico al estar todo el día delante del ordenador.
  • Jaquecas, pérdidas de memoria y dificultad de concentración consecuencia de cansancio por abuso del móvil o las pantallas.
  • Insomnio, asociado a alteraciones de la hormona de melatonina derivadas al uso nocturno de internet y de aplicaciones móviles. Esto de mirar el móvil por la noche en la habitación también tiene un nombre popular, Vamping, y los adolescentes que lo hacen son llamados Phombies (vampiros y zombis).
  • Depresión, ansiedad, estrés, déficit de atención, y enfermedades mentales muy reales.

¿Cuándo debemos preocuparnos?

Evidentemente, usar la tecnología, los móviles, las redes sociales, etc. no es malo per se ni significa que vayamos a acabar padeciendo algunas tecnopatías o algún problema mental o físico. La clave es saber detectar el momento o el punto en que el uso se convierte en abuso y debemos empezar a preocuparnos y quizás acudir a un profesional.

Este punto es cuando empiezan a aparecer consecuencias negativas, ya sean físicas, de salud, de relación social, económicas, familiares, laborales o académicas. De hecho son los síntomas de cualquier otra adicción y debemos tener sentido común para detectarlos.

Las generaciones jóvenes, por su contacto permanente con la tecnología, son los más expuestos a sufrir una tecnopatía y problemas de salud derivados. Debemos cuidar a nuestros hijos y ayudarles a regular el uso del móvil, Internet y las redes sociales para que no tengan nomofóbia, ni FOMO ni hagan phubbing, aunque a veces, nuestro ejemplo como adultos no es el mejor que podemos darles y quizás debamos empezar por observarnos a nosotros mismos.


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